Karla II y el Camino de las Mulas en versión bicicleta.

Noviembre del 2018 se llevó a Karla I porque la vendí para cambiarla por un modelo más reciente. Ese mismo mes me trajo a Karla II, más morena de color y con un par de grandes mejoras: un manubrio un poco más largo y un protector en el pasador.

Su majestad Karla II.

Casi treinta días luego de comprada, metí a la nueva Karla en la cajuela de un taxi y salimos rumbo a la parada de Acosta, en San José. La meta era recorrer de nuevo el Camino de las Mulas, pero esta vez en bicicleta.

El chofer del bus me pidió que subiera la bici y la colocara entre unos asientos, pues había muchos campos vacíos. A las 8 a. m. salimos hacia Acosta, el chofer, cuatro pasajeros, las alforjas, la bici y yo.

Las alforjas y Karla II plegada en el piso entre los dos asientos.

Pronto pasamos Aserrí y comenzó el ascenso hacia Tarbaca. El Área Metropolitana y los volcanes Barva e Irazú quedaban atrás.


Cuando llegamos a Acosta, una señora que se había subido de camino vio la bici plegada en medio de los asientos. Ella creyendo que yo andaba en una silla de ruedas se ofreció gentilmente a ayudarme a bajar. Se sonrojó y ambos nos reímos cuando le expliqué que era una bicicleta.

Fui al mercado a desayunar y luego alquilé un taxi que me llevó a Sabanillas de Acosta donde empezaba de nuevo mi recorrido por uno de los llamados Camino de las Mulas.
(Al pie de esta entrada he colocado una muy breve explicación de qué es el Camino de las Mulas) *

Digo que de nuevo hacía el recorrido porque ya antes lo había hecho, pero a pie. 


Karla en Sabanillas de Acosta lista para explorar el Camino de la Mulas.

Si usted es costarricense y lee estas líneas y además vive en la capital, conocerá sin duda los cerros de Escazú que se perfilan hacia el sur de San José. Sin embargo, en Sabanillas, esos mismos cerros se miran desde el reverso y hacia el norte. Si no es porque el taxista me los señala, no los habría reconocido.

Cerros de Escazú vistos desde Sabanillas de Acosta.

Bueno, ya que menciono algunas geografías, mi plan para ese día era recorrer 10 kilómetros desde Sabanillas de Acosta hasta Caspirolas. Luego, al día siguiente, alcanzar Parrita que está a 25 kilómetros de Caspirolas.

Plan del día 1
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Plan del día 2

Hacia las 11 de la mañana, y de acuerdo con lo programado, empecé la pedaleada.

Pocos kilómetros llevaba y me encuentro esta agradable finca en la que se protege el ambiente. Es un proyecto de montañas tupidas donde no se permite la presencia de perros ni armas de cacería. 




Durante los primeros kilómetros de rodada se me hizo evidente una vez más la dificultad de sortear las piedras en una bici aro 20. Muchas secciones de ese camino son más parecidas a un paisaje marciano de esos que patrulla el robot Curiosity y que en la Tierra le aflojarían las muelas a cualquiera. 



Entre tanto pedrusco suelto bajaba las cuestas derrapando, por lo que decidí disminuir la altura del sillín y también desinflar un poco las llantas. Así gobernaría mejor a la chúcara Karla. 


El camino también me trajo la evidencia del paso de la tormenta tropical Nate que en el 2017 dejó su huella en esa zona. 



Algo después del mediodía me acerqué a Caspirola para almorzar. De acuerdo al plan era el momento de gastar el resto del día y la noche en tan apacible lugar. A veces, -solo a veces- en los viajes se cumplen los planes y metas que uno se ha fijado.


Ingreso triunfal de Karla al bar restaurante y cabinas Donde Alba, en Caspirolas.


Premio luego de 10 kilómetros en bicicleta.

Al día siguiente, el miércoles 12 de diciembre del 2018, me desperté en medio de un concierto de pájaros en sol mayor y naturaleza viva con canto de gallos y relinchos de caballo.  


Era hora de un buen desayunito con café, tortillas, gallo pinto con queso y algo más que no recuerdo... ¡Ah, sí!, nada menos que esta magnífica vista mientras desayunaba en el restaurante Donde Alba. Vea usted.


Poco después salí hacia Parrita. El concierto de aves continuó acompañándome en el camino, pero se le juntó también un orquestón de animadas y bullangueras chicharras.



Bijagual a la izquierda y Parrita también a la izquierda. No hay "pierde".

En este punto, cuando se empieza a ver el río Parrita, así tan cerca, es señal de que no anda el explorador descaminado y de que algunos kilómetros más adelante sin duda saldrá a la pequeña ciudad del mismo nombre.



Luego de Surubres, donde me detuve para almorzar, se adentra uno en el paisaje monótono y cansino de las palmas africanas productoras de aceite vegetal, ese mismo que muchas veces usamos en algunas ensaladas y en la cocina.



Ya para la tarde de ese día salí a la peligrosa carretera costanera sur. Dichosamente, un kilómetro después finalizaba mi recorrido en Parrita.

Si me preguntan que cuál versión me gustó más: Camino de las Mulas a pie o Camino de las Mulas en bicicleta, creo que diré sin mucho rascarme la cabeza que me gustó más la versión en cleta. Lo que sí sé, sin asomo de duda, es que este fue el viaje inaugural de Karla II, mejor conocida de ahora en adelante como la reina de los caminos.


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* ¿QUÉ ES EL CAMINO DE LAS MULAS?

Ofrezco una breve descripción para quien esté interesado.

1. Antes del cultivo de la piña, el café, el banano y el tabaco, Costa Rica exportó mulas. Este fue el primer producto que empezamos a exportar.

2. Esto ocurrió en el siglo XVII y el siglo XVIII (1600 y 1700) cuando Costa Rica todavía era una colonia de España.

3. Esas mulas eran usadas por los españoles y criollos como animales de carga. Había una gran demanda de mulas; particularmente en Panamá que las usaban para transportar cargas desde una costa a la otra del istmo, por supuesto cuando todavía no existía el canal. 

4. En Costa Rica había varios criaderos de mulas en Aserrí, Barva y Nicoya. Cuando tenían la edad adecuada eran trasportadas por tierra mediante diversos caminos. Muchos de estos animales iban a una muerte segura debido a los malos tratos y a lo pesado de los trabajos.

5. El camino que va por Acosta hasta salir a Parrita era uno de los más importantes. Este es el camino que recorrí.

6. El camino pasa por Sabanillas de Acosta, Caspirola, Surubres y llega hasta Parrita. Es un sendero de lastre, silencioso y con muy bellos paisajes. Son un total de 37 kilómetros.

7. Recorrer ese trayecto nos lleva a conocer algo de nuestra historia como país.

NOTA:
Al final de esta entrada hay más información histórica acerca del Camino de las Mulas.

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