En cleta de Vara Blanca a Puerto Viejo de Sarapiquí. DÍA 2.

El domingo 7 de julio del 2019 tocaba pedalear desde La Virgen hasta Puerto Viejo de Sarapiquí en una ruta que depara muchas oportunidades para observar la naturaleza exuberante del lugar.


Cuando se habla de la exuberancia natural de un lugar casi siempre hay que contar con agua abundante en el suelo y en el cielo, cosa que confirmé con un amanecer oscuro, encapotado y lluvioso como muchas veces ocurre en la zona norte de nuestro país. Así que luego de un desayuno en una soda local en La Virgen eché mano de un poncho de plástico para evitar mojarme un poquito.

Afortunadamente, el agua se alejó pronto y el tramo hasta Puerto Viejo resultó bastante sencillo, pues son únicamente 17 kilómetros sobre pavimento en buen estado que discurre plácidamente con un ligero declive a favor del ciclista que decide recorrer parte de las extensas llanuras de Sarapiquí.

Mientras pedaleaba disfrutado del aire limpio de aquella mañana, imaginaba que quizá un día la autoridad correspondiente decida construir aceras y una buena ciclovía, no solo para los turistas nacionales y extranjeros, sino para un mejor servicio y seguridad de los vecinos que transitan a pie o en dos ruedas y pedales.

Como ocurre en muchas otras partes de nuestra Costa Rica se ve aquí la estrecha mentalidad carro-centrista de los gobiernos de turno, pues estos caminos que fueron abiertos originalmente para el paso de las personas, los caballos, las carretas y aún de las bicicletas, no fueron posteriormente adaptados cuando llegó la "modernidad". Simplemente los ingenieros cubrieron aquellos senderos con pavimento -a palo seco, sin aceras y carentes de ciclovías- dando con ello prioridad al tránsito automotor.

Este aspecto carro-centrista se nota más que nada cuando se alcanza el llamado "Corredor Noratlántico", que en mi criterio no es otra cosa que una vía de dos carriles que quedó asignada preferentemente para el paso de furgones.


Por tal razón, las pocas veces que apareció una acera me arriesgué a aprovecharla sabiendo que es de multa circular en bicicleta por ahí y que la prioridad absoluta la tienen las personas que se movilizan a pie.

Quitando este par de detalles, el viaje de La Virgen a Puerto Viejo es sencillamente maravilloso. A cada nada hay hermosos lugares muy verdes y floridos. 

Le comparto algunas fotos que tomé en esa ocasión.






Si usted viene por acá en bicicleta, deténgase debajo de uno de los muchos árboles gigantes que aparecen al lado del camino; quizá harán sentir a su cleta como esas pequeñas de circo.


Observe también las bonitas entradas a hoteles que invitan a ingresar y hospedarse. (No sé si el precio dirá lo mismo).



Un poco por aquí y un poco por allá, fíjese al lado de camino en algunos senderos que llevan al emblemático río Sarapiquí, que aunque no se ve desde la carretera está casi siempre al lado de la vía como infaltable personaje de honor de estas dilatadas planicies.



Antes de ingresar a la pequeña ciudad de Puerto Viejo, tal vez descubra la sencillez y la elegancia de esta hermosa casa con un toque típico costarricense; para mi gusto mucho más bonita de algunos chozones de Escazú.




Por estas y otras muchas razones, no extraña la gran oferta turística que Sarapiquí ofrece a manos llenas y que dichosamente aún no ha privatizado pensando en el exclusivo disfrute del turista extranjero o el adinerado costarricense.


Algunos anuncian de manera creativa sus viajes por el río Sarapiquí.

Y para rematar, si decide aventurarse un poco por los varios caminos de tierra que hay en esta bendecida región, quizá inesperadamente -como en un salto cuántico- se encuentre usted en el pasado viviendo escenas de otro tiempo y lugar.



En fin, si visita Puerto Viejo le recomiendo darse una vuelta por el muelle nuevo donde sin duda le ofrecerán viajes por el río.




¿Estamos de acuerdo en que la zona ciertamente tiene lo suyo y no se puede negar?

Bueno. Si no se empacha con la belleza que le muestra el día, es muy probable que la noche le cautive sus oídos con los sonidos del bosque, donde abundan los cuyeos y otras aves nocturnas, así como los grillos y las ranitas cantoras -algunas venenosas y muy llamativas- que aparecen a veces hasta en los lugares menos esperados.




Cuando termine su viaje en bicicleta a lo mejor decida usted darse un premiecito al lado del apacible río Sarapiquí. Le cuento que la oferta gastronómica es aceptable.


En resumen:

Viajar en bicicleta de Vara Blanca a Puerto Viejo de Sarapiquí es un viaje relativamente sencillo y económico en el que sí o sí encontrará lugares muy hermosos.

Para mayor facilidad lo puede hacer en dos días:

Día 1: De Vara Blanca a La Virgen de Sarapiquí. (Aquí hay una descripción).
Día 2: De La Virgen a Puerto Viejo.

Nada más recuerde tener mucha precaución cuando llegue al cruce de Vuelta Kooper, cerca de Chilamate, e ingrese a la carretera de dos carriles conocida con el pomposo nombre de  "Corredor Noratlántico". Los furgones se han adueñado de esa vía y uno debe cuidarse lo más posible. Lleve un espejo retrovisor en su bici, un chaleco vistoso y su casco. Sorteado este inconveniente, lo demás es pura aventura y belleza.


Comentarios

LO MÁS VISTO.

El héroe olvidado. PARTE 2.

Por la Ruta del Sol.
DE SANTA CRUZ A MARBELLA EN BICICLETA.

Primera exploración a pata del Camino de las Mulas. DÍA 1.

El decapitado fantasma de playa Tivives.

Por la Ruta del Sol.
DE SAN JUANILLO A PLAYA BARRIGONA EN BICICLETA.

Karla I y el mojón fronterizo número 20.

PEDALEANDO POR LA ZONA SUR. Día 1

LIBRO DIGITAL GRATUITO: Memorias en bicicleta 3.

VOLVIENDO A GUANACASTE EN CLETA. DÍA 1.

Un viaje frustrado al cerro Los Santos, en Nambí de Nicoya, con recompensa inesperada.