TERCERA ETAPA de un viaje en bicicleta desde Heredia hasta La Cruz, en Guanacaste.

La tercera etapa del viaje de cinco días desde Heredia a La Cruz consistió en viajar entre Santa Rosa de Pocosol y Las Tablillas, que es el puesto fronterizo con Nicaragua, en Los Chiles.

Realicé esta jornada del viaje el miércoles 9 de febrero. 

Tierras rojizas camino hacia Los Chiles.

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Por si no ha leído qué pasó en la SEGUNDA ETAPA.
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Amanecí en un hotel en Santa Rosa de Pocosol que me ofreció a buen precio una habitación decente con aire acondicionado y hasta el desayuno incluido. 

Salí hacia Las Tablillas un poco tarde, a las siete y diez de la mañana, pensando que el sol me habría de incomodar durante los 68 kilómetros que me esperaban por delante. Por ello, me protegí con suficiente bloqueador solar y di el primer pedal que ya estaba bien reparado y lubricado desde el día anterior.

Ruta seguida de Santa Rosa de Pocosol a Las Tablillas,
pasando por Los Chiles.

En ese sector, la ruta 35 en general es bastante plana, bien pavimentada con los adecuados espaldones, que son esos espacios laterales donde uno puede hacerse a un lado y refugiarse de carros, buses y furgones en los que a menudo van locos al volante.

Sin embargo, la posibilidad de refugio no existe siempre a lo largo de la 35, pues hay trayectos desnudos donde los espaldones se encogen hasta el punto de desaparecer.

Ausencia de espaldones.

Llega aquí el momento de explicar a quien esto lea, algo que no he comentado antes:

Este viaje de Heredia hasta La Cruz tenía un propósito. Era un viaje dedicado a la memoria de mi buen amigo Joe Sproul. 

Joe fue una persona que inesperadamente apareció en mi vida. 

Nos encontramos por acaso en una aplicación para aprender o practicar idiomas. Él era un ingeniero gringo de origen jamaiquino que quería practicar español y yo, inglés. 

Rápido nos hicimos amigos y unos meses después Joe estaba con su esposa Sandra conociendo Costa Rica y visitándome en mi casa en Heredia. 

Luego, me dijo que quería volver al país para que los dos nos fuéramos por ahí a una caminata larga o dar una vuelta de varios días en bici. Pero tal proyecto no prosperó porque la muerte lo sorprendió  inesperadamente mientras dormía.

Por ello, desde que salí de la casa he traído en la mente a mi amigo Joe. 

A veces durante el trayecto lo regaño. Le digo: 

_ ¡Güevón, cómo te fuiste así!

En otras, apaciblemente le digo:

_ ¡Compañero, mire qué lindo aquel árbol amarillo!

Aclarado este objetivo del viaje, debo reconocer que la tercera etapa fue más rápida de lo que esperaba.

A las 8: 48 a. m. pasé por Los Lirios. 

A las 10: 12 a. m. ya iba por Pavón. 

Y a las 11: 30 a. m. estaba en la comunidad llamada El Parque. Ahí me detuve un rato a tomar una foto al bonito templo del lugar. 



Es a partir de Los Lirios que se hace evidente el color rojizo de las tierras de por aquí. Los geólogos dicen que toda esta planicie es el resultado de siglos y siglos de sedimentos que han bajado de las montañas y han venido a parar a estos lados.


He resaltado el color rojo en estas tres fotos para dar una idea
de 
 las "tierras coloradas" de la zona.
La casa del fondo hace juego con el color de la tierra.

En algún lugar leí que los suelos rojos de esta zona del país casi no tienen piedras. Y yo diría que es la pura verdad. Aquí se ven muchos terrones y si uno se topa con cortes o paredes de terreno al lado de los caminos, puede observar que las pocas piedras incrustadas en esas laderas se deshacen fácilmente con la mano.

Pero hay una triste situación que también cuentan estas planicies. Ellas fueron hasta hace muy pocas décadas espesas selvas de las que sobreviven árboles solitarios aquí o allá. 

Los madereros deforestaron las sabanas al punto que un vecino de Los Chiles me contó hace varios años que él había visto a los monos a pie porque ya no tenían árboles. 

Ahora esas tierras son regadas con pesticidas para la producción de piñas. Creo que a eso algunos lo llaman "desarrollo".



Atravesé aquellos interminables monocultivos y al llegar a Los Chiles me recibió una ciclovía de 3 kilómetros en muy buenas condiciones. 

Ciclovía en Los Chiles.

Lo primero que hice fue buscar las nuevas instalaciones de la Radio Cultural Los Chiles. Quería visitar a mis colegas, compañeros y amigos, que encontré por cierto con las manos en la masa. Es decir, en la producción y puesta al aire de un programa acerca de deportes locales. Ahí estuve un ratito con mis excompañeros de radio compartiendo con la audiencia gracias al micrófono que me facilitaron.

El hijo de mi mama al frente de la Radio Cultural Los Chiles.

Luego busqué hospedaje y almuerzo. 

Por la tarde, retomé los pedales y me dirigí al paso fronterizo Las Tablillas que está a solo 6 kilómetros de Los Chiles. Quería averiguar qué requisitos piden las autoridades nicaragüenses para entrar -tal vez en un futuro- en bicicleta a ese país. 

Pero del lado tico se pusieron con mucha carambada burocrática. Unos funcionarios me decían que fuera a una ventanilla, otros que pasara a la siguiente, y otros que preguntara a una muchacha quien finalmente me dijo que fuera a hablar con las autoridades nicas pero dejando la bici debajo de un árbol como a 200 metros de distancia.

Puesto fronterizo Las Tablilllas.

Entre tanta payasada solo para  preguntar algo que correspondía a las autoridades nicas, no me extrañó por qué afuera había una larga fila de furgones esperando turno para salir de Costa Rica y entrar a Nicaragua.

Fila de furgones esperando cumplir con los
trámites para salir de Costa Rica.

Al final, decidí no hacer la diligencia y olvidarme de semejante "burrocracia" 

Y es que esas cosas me pasan por no seguir la advertencia que enseña que al que mucho pregunta, mucho se le prohíbe.

A las 3: 33 p. m. abandoné Las Tablillas y volví a Los Chiles donde encontré a un grupo de carajillos bañándose en el Río Frío, pues el calor de la tarde así invitaba.



En la noche, finalmente pude conseguir limones y me prepararé unos deliciosos chicharrones veganos hechos a partir de soya texturizada. 

En la próxima descripción de este viaje hasta La Cruz le contaré qué pasó en la CUARTA ETAPA donde casi dejo las muelas regadas por el camino entre Los Chiles y Upala.


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OTRAS FOTOS DE LA TERCERA ETAPA:

Carretera con y sin espaldones en la ruta 35.


Grandes planicies que una vez estuvieron cubiertas de selvas,
animales y vida, pero que hoy son monótonas piñeras, cañaverales o naranjales. 


Me dicen que esta casa de madera, en Los Chiles, tiene más de 100 años. 


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